El Che lector
Seguramente a más de uno le pasa que al pensar en Ernesto Guevara, lo que viene a la cabeza es un guerrillero en batalla por sus ideales, un desaliñado personaje que lucha en la revolución cubana, o un mito atrapado ferozmente en una taza, un póster o una camiseta. Pero el personaje del Che es mucho más profundo y complejo.

Pocos saben, por ejemplo, que desde niño su estado de salud fue espantosamente malo, padeció toda su vida de asma, enfermedad que le impedía desarrollarse como un niño convencional, aunque su espíritu intranquilo y aventurero desafío (hasta donde le fue posible) ese aspecto. Pero lo que nos interesa resaltar en ésta nota es que el joven Guevara era un lector empedernido, devoraba libro tras libro que caía en sus manos. Así lo cuentan sus biógrafos más rigurosos, que a la edad de 12 años, había leído ya las obras completas de Freud, los 23 tomos de la enciclopedia de historia universal de la biblioteca familiar, novelas de Julio Verne y Emilio Salgari.

Por sus manos pasaron libros de Robert Louis Stevenson, Alejandro Dumas, Karl Marx e incluso leyó al ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Hay un sin fin de relatos de como se daba tiempo (ya en la guerrilla) de leer y redactar sus famosos diarios, en donde anotaba de todo, sin duda hay muchas cosas por las cuales éste personaje se transformó en un misterio, y su gusto por la lectura no es más que otro aspecto para rehacer a cada instante el mito del Che.